Lamb Of God publicarán el 2 de diciembre un EP con un par de temas inéditos, uno de ellos, “The Duke”, inspirado en un fan del grupo que perdió la vida a causa de una leucemia. El frontman Randy Blythe ha expuesto la amistad que surgió entre el fan y él, y cómo su batalla contra el cáncer le inspiró a componer el tema. La canción fue grabada en las sesiones del último disco del grupo, “VII: Sturm und Drang”.
Tracklist:
- The Duke
- Culling
- Still Echoes (live at Rock am Ring)
- 512 (live at Rock am Ring)
- Engage The Fear Machine (live at Bonnaroo)
Blythe ha detallado la emotiva historia detrás del tema:
Te guste o no, un día morirás.
Da miedo, ¿no? Es mucho más sencillo distraerse constantemente que reflexionar profundamente sobre la propia mortalidad. Pero, ¿y si te pasa algo que te despoja de cualquier pretensión de inmortalidad? ¿Qué pasaría si te dijeran con una certeza del 100% que vas a morir y además pronto? ¿Que tu tiempo en la tierra está llegando rápidamente a su fin y que no hay nada que puedas hacer para cambiarlo? ¿Cómo lo llevarías?
Pude conocer brevemente a alguien en una situación así de aterradora. Solo fuimos amigos un breve espacio de tiempo pero aprendí mucho sobre la fortaleza y la dignidad al ver a este hombre. Así lo llevó él.
El 30 de octubre de 2012 Lamb Of God dábamos un concierto en Phoenix, Arizona. Antes de subir al escenario, un tipo llamado Adam se me acercó y me dijo, “Mi amigo Wayne Ford es un gran fan que está en el público. Le han diagnosticado leucemia hace poco y quería que te diera esto”. Adam me dio una camiseta que decía A TOMAR POR CULO EL CÁNCER. “¿Podrías darle un saludo? Tiene una dura lucha por delante y le serviría de ánimo”.
“Por supuesto” dije y le volví a pedir el nombre de Wayne para asegurarme. Me lo escribí en la mano para no meter la pata y esa noche le dediqué la canción “Ruin” diciendo, “Esta va dedicada al Sr. Wayne Ford – ¡vas a darle por culo al cáncer, cabronazo! ¡Vas a ganar a esa cosa!” Fue un buen concierto y después conocí a Wayne y a su mujer al lado del bus de gira. Nos hicimos una foto y hablamos un poco sobre el cáncer que le habían diagnosticado en marzo de 2010 – le comenté que mi mujer y yo estábamos inscritos como donantes de médula. La leucemia había matado a la encargada del merchandising de Lamb Of God, Evie Carrano, en 2008. Mi amigo Nergal, cantante de Behemoth, se había sometido hacía poco a un trasplante de médula ósea para tratar la enfermedad – afortunadamente se ha recuperado completamente. El cáncer de sangre había golpeado cerca y queríamos ayudar si podíamos – desgraciadamente el número de donantes de médula ósea es lamentablemente insuficiente. Después de charlar un rato, nos despedimos, me subí al autobús y eso fue todo.
Casi tres años después, en enero de 2015, me estaba preparando para grabar las voces del álbum de Lamb Of God, “VII: Sturm und Drang”. Una tarde, mirando mi mails, leí uno de un tipo llamado Sammy que me había mandado mi publicista, Maria. “Oye, no sé si te acuerdas pero hace unos años en Phoenix te dieron una camiseta de mi amigo que tiene leucemia, Wayne Ford. Ha peleado duramente cinco años pero los tratamientos ya no funcionan – Wayne no va a superarlo. Ha decidido ir a casa y pasar sus últimos días con su familia en vez de en la cama de un hospital. Sé que es pedir mucho pero ¿crees que podrías juntar a toda la banda para saludarle por teléfono o algo así?”
Respondí a Sammy que iba a ser imposible juntarnos a todos ya que estábamos repartidos en distintas partes del país pero que yo hablaría con Wayne. Me contestó y me dio el número de teléfono y el correo electrónico de Wayne, y le contacté para organizar una videoconferencia. Recuerdo haber estado nervioso los días previos a nuestra conversación virtual con un fan de mi banda que se encontraba frente a su inminente muerte. ¿Qué podría decirle yo a este hombre moribundo? Yo era un cantante de heavy metal, ni un psiquiatra o un psicoterapeuta. Pensé mucho en esto y consulté a mi padre (que es experto en estos temas). Decidí que simplemente hablaría de lo que Wayne quisiera, sin importar si era del cáncer, de mi banda, de política o de lo que iba a cenar. No iba a pasar por alto el hecho de que se estaba muriendo y actuar estúpidamente como si todo fuese bien o tratar torpemente de animarle ya que eso sería egoísta, un triste intento de hacer que yo me sintiera mejor en una situación incómoda. Lo más importante: simplemente decidí escucharle. Pensé que si me estuviera muriendo eso sería lo que querría – que hubiera alguien ahí para escucharme.
Wayne me facilitó la cosas – no tardó en sacar una sonrisa con su tupida barba pelirroja que se había dejado después de que el veneno de la quimioterapia ya no corría por sus venas. Hablamos abiertamente de su cáncer y cómo había luchado durante los últimos cinco años. Me habló de lo cansado que estaba por no estar en casa las fiestas después de pasar las tres anteriores navidades en el hospital – de hecho le había dicho hacía menos de un mes que se estaba muriendo, solo dos días antes de Navidad. Me dijo lo mucho que le había jodido no poder comer lo que quisiera debido a las restricciones en su dieta por el tratamiento contra el cáncer y lo aliviado que se sentía por comer algo decente siempre que quisiera. Me habló de un posible ensayo clínico que, tal vez, quizá, podría haber prolongado su vida un poco más pero no le interesaba – Wayne ya había tenido suficiente de hospitales y tratamientos. Me dijo que sólo quería disfrutar del tiempo que le quedaba: pasarlo con su esposa y familia y amigos. No se me quejó ni una vez ni se lamentó de su suerte ni echó ni una lágrima – no parecía esa clase de persona (algo que he confirmado después de nuevas conversaciones que tuve con él, su esposa y su familia – Wayne era un hombre estoico, una cualidad que admiro mucho en una persona). Hablamos algo de mi banda y en lo que andábamos pero sobre todo recuerdo hacerle preguntas para, a continuación, oír sus respuestas. Me conmovió muchísimo la experiencia: cuando se le presentó la opción, Wayne escogió vivir y morir rodeado de sus seres queridos y a su manera, en la medida de sus posibilidades. ¿Qué más podría pedir cualquier persona razonable en la oscura situación en la que se encontraba?
Las siguientes semanas, Wayne y yo seguimos en contacto, sobre todo a través de mensajes de texto. De vez en cuando me mandaba un mensaje para preguntarme cómo estaba y yo hacía lo mismo. Hubo incluso bromas porque si me gusta alguien me siento obligado, de vez en cuando, de hacerle saber que me importa. Wayne contestaba todo lo bien que podía. Durante ese periodo, mis compañeros de banda terminaron de grabar la música de nuestro nuevo disco y yo volé a California para grabar las voces. Un día estaba sentado en el estudio y se me ocurrió algo: mandé un mensaje a Wayne para preguntarle si quería hacer una videoconferencia estando yo en el estudio para que pudiera ver alguna de las sesiones de grabación de las voces. Quitando los vocalistas invitados, nadie entra en el estudio mientras yo estoy grabando: ni siquiera mis compañeros de banda. Es momento de hacer lo mío y no necesito distracciones. Pero (por razones obvias), Wayne era una excepción – además, era un gran tipo. Recuerdo que al terminar la vídeollamada, mi productor, Josh, me dijo, “Guau, eso fue duro. Parecíais tan normales”. Así eran nuestras conversaciones: normales. No le machacaba con el hecho de que se estaba muriendo pero tampoco lo ignoraba ni fingía que todo iba bien. Wayne no necesitó nada de eso así que traté de adaptar mi perspectiva a lo que se había convertido en su realidad “normal” lo mejor que pude – si él parecía estar aceptándolo todo de buena gana, yo haría todo lo posible para hacer lo mismo.
Uno de los últimos mensajes que me mandó Wayne hablaba de cómo iba a entrar en un restaurante y como iba a reventar de comida – me hizo tan feliz leer eso que recuerdo estar sonriendo como un chalado mientras levantaba el puño diciendo, “¡SI JODER, HERMANO! ¡HOSTIA PUTA! ¡DALE! ¡DALE! ¡DALE!”. Me mandó otro mensaje pero estaba muy ocupado grabando y no le pude contestar hasta un día o dos más tarde. Me arrepiento de no haberle contestado de inmediato porque no volví a oír de él.
Poco después de su último mensaje, recibí un correo electrónico donde me hicieron saber que el 3 de febrero de 2015, Wayne murió plácidamente en su casa, acompañado por su querida esposa. Solo tenía 33 años. Me entristeció que se muriera pero estaba feliz porque finalmente dejara de sufrir. Había luchado todo lo que pudo durante cinco años – el hombre se merecía algo de paz.
Estando en el estudio le pedí a Wayne si había algo que quisiera decirle al mundo, algunas palabras por las que quisiera ser recordado. Mi idea era grabarle diciéndolo por teléfono y meterlas en una canción o quizá pudiera coger las palabras y meterlas en la letra de una canción. “Eso mola, déjame que me lo piense” me dijo pero nunca volvió a decirme nada al respecto. No sé si es que no se le ocurrió nada o no quiso. De cualquier manera, quería honrarle de alguna manera. Quería algo de nivel, un hombre sereno que se había convertido en mi amigo sin dejar de ver su propia muerte, para recordarle a través de la música de la banda que amaba. Ver lo calmado que estuvo fue (a falta de una palabra mejor) inspirador. Los que pensamos en cómo vamos a morir, tenemos la esperanza de que lo haremos con dignidad pero nadie sabe cómo lo afrontará hasta que le toca. Wayne me proporcionó un ejemplo vivo de cómo dejar este mundo con entereza. Así que decidí escribir la letra de “The Duke” desde mi débil entendimiento de cuál era su punto de vista y en su honor.
Algunas de las frases de “The Duke” surgieron de las cosas que Wayne me había dicho, otras de una conversación que tuve con su esposa y algunas de mi cabeza. La canción la había llamado originalmente “Immortalis” pero después de una conversación con el padre de Wayne, Frank, decidí mantener el título provisional que le habían puesto mis compañeros mucho antes de hablar siquiera con Wayne. Cuando le comenté a Frank el título provisional se rió y me dijo que era un gran fan de John Wayne. Le puso Wayne en honor al actor que también fue conocido como… El Duque. Sincronización.
Por diversas razones, mi banda decidió no incluir “The Duke” en el álbum. A mi me pareció bien – pensé que la canción y la historia detrás de ella conseguiría mayor atención si se publicase más tarde. Y yo quiero que la canción llame la atención. Además de honrar a este hombre que fue mi amigo durante un breve período de tiempo, quiero que la historia de “The Duke” logre conscienciar sobre la leucemia, especialmente sobre la donación de médula. No hay suficientes donantes. La compatibilidad de donantes es muy específica, mucho más que la sangre, y cada año muere mucha gente por leucemia y otras enfermedades relacionadas con la sangre debido a la falta de donantes compatibles. Es sencillo, indoloro y es gratis registrarse – tienes que ir a WWW.BETHEMATCH.ORG. Es posible salvarle la vida a alguien. Otra posibilidad es apoyar la Asociación de Leucemia y Linfoma, que financia la investigación y proporciona información y recursos a los pacientes con leucemia y linfoma. Échale un vistazo a WWW.LLS.ORG para enterarte como involucrarte – el 100% de los fondos recaudados en la subasta benéfica que abro coincidiendo con la salida del tema irán a la LLS.
Según sé, de hablar con Wayne en vida (y con su esposa y familia después de su muerte), que era un tipo bastante discreto, un tío tranquilo y humilde. No le gustaba llamar la atención pero en sus últimos tiempos se abrió y habló más de su enfermedad – sabía lo mucho que su muerte podría ayudar a hacer tomar conciencia de la leucemia, la necesidad de donantes de médula ósea, y la financiación de la investigación para tratar de encontrar una cura para la terrible enfermedad. De seguir vivo, sin duda le molestaría la atención que estoy tratando de llamar hacia él – molestaría su tranquilidad. Pero su esposa Courtney me dijo recientemente que entendería porqué estoy haciendo esto – para tratar de ayudar a otras personas y que sería “todo un honor ver que no murió en vano”.
Tranquilo hermano. Nos vemos en el otro lado.
D. Randall BlytheQ.E.P.D. Wayne Alan Ford, 30/9/1981- 02/03/2015