Randy Blythe, vocalista de Lamb Of God, ya está de vuelta en Richmond después de estar un par de semanas en Praga donde se le juzga por homicidio involuntario. El músico ha usado su cuenta en Instagram para dejar una larga reflexión sobre sus días en la capital de la República Checa.
Estoy de vuelta en Richmond, Virginia, aquí en los EEUU, y estoy feliz de ver mi casa y mis amigos. Pero debo volver a Praga para el final de mi juicio, 4 y 5 de marzo – con suerte terminará. El juez me dijo que no debía volver para el final del juicio pero mi cabeza y corazón seguirán en Praga hasta que esto pase. Praga se ha construido un extraño lugar en mi corazón – es un lugar bonito, uno que he llegado a conocer bastante bien e incluso querer hasta cierto punto. Pero es una ciudad de contrastes para mi ya que veo la belleza de Praga a través de una lente trágica. La ciudad y lo que me llevo ahí siempre irán conmigo para el resto de mi vida. Debo prestar atención a la naturaleza de esta dicotomía y aprender su lección, independientemente de lo que pase. Un viejo ángel frente de una pared pintada con spray – es perfecto.
Nada tiene solo una cara y creo que es un error juzgar las cosas inmediatamente solo por las apariencias. Por ejemplo, este reloj. Praga tiene muchísimas torres y relojes, incluído el astronómico de la Plaza de la Ciudad Vieja. El reloj astronómico es uno de los relojes más guays que haya visto nunca – gente de todo el mundo se junta cada hora para ver como da la hora, con todas sus mecánicas estatuas saliendo y girando – básicamente es una versión gigantesca del reloj de cuco más molón del mundo. Praga tiene muchas otras torres de reloj molonas. Alguien quizá mire este viejo reloj y diga, ‘Ugh, ¡derruid eso!¿Por qué tener ese reloj ahí cuando hay tantos otros tan bonitos?’ Pero para mi, este reloj es bonito. Guarda un extraño lugar en mi corazón, como Praga.
El reloj para mi es bonito porque ahí dentro, en la prisión Pankrác, fue la única manera de saber qué hora era durante mucho tiempo.
Tras mi último día en los tribunales, mi mujer, un amigo y yo tomamos el metro hacia Pankrác. Necesitaba verla, tomar fotos, ver cual fue mi casa durante más de un mes. Fue una extraña sensación volver ahí y creo que habría quien no lo haría. No lo sé – mi juicio no ha terminado. Podría volver a una celda detrás de esos muros. Pero quería ver el lugar. Los exteriores no tienen nada que ver con lo que hay dentro – de nuevo, la dicotomía de mi vida en Praga. Esta es una preciosa fila de abedules junto a otro muro de esta prisión de 123 años. Al otro lado hay otro mundo.
Andamos por todo el perímetro de la prisión, con barrios con casas con bonitas verjas y sombríos bloques de pisos. Seguí buscando mi celda hasta que la encontré – es el pequeño cuadro que veis en medio de esta foto. Esa fue mi última celda, en la planta alta, donde podía mirar y ver el sitio desde donde tomo esta foto. Solía mirar el bloque de apartamentos desde el que tomé esta foto y me preguntaba qué pasaba ahí. Sin embargo, la mayoría del tiempo estaba en la planta baja y la vista de la ventana de mi celda se veía algo como esta foto, sin tanto cielo. Sin mucha vista, tuve que mirar dentro de mi. Dicotomía.
Pankrác es un lugar sombrío pero dejé mi espíritu ahí. Si sentía lástima de mi, rápidamente me recordaba que habría muchos en el mundo que darían las gracias por tener la comida que tuve, por huir de un país roto por la guerra a cambio de tres chutes y un catre, incluso en una cárcel. Que te metan de golpe en una cárcel extranjera no fue divertido pero no fue lo peor que le pueda pasar a un hombre. Tenía hambre, ropa y cobijo. Agradece lo que TIENES, no seas resentido por aquello que NO TIENES.
Terminamos de andar y nos subimos al metro hacia el centro de Praga. Me hizo feliz poder ver la cárcel. Me encantaría tener una cámara ahí dentro – es asombroso ahí dentro, de una manera jodida. No sé qué me deparará el futuro – quizá vuelva detrás de esas paredes – pero sé que debo hacer lo correcto como me dicta mi consciencia. Para mi eso me lleva a terminar el juicio, como dije que haría. La familia de un joven muerto está cada día en el juzgado, junto a la mía. Han mostrado una destacable amabilidad por no atacarme en la prensa ni en ningún sitio. Tiene que ser muy difícil para ellos mirarme a la cara, independientemente de mi culpabilidad o inocencia. Se han comportado de forma honorable y así debo hacerlo yo. Y me esforzaré por darles las respuestas que merecen. Le pido a la gente que no juzgue a la familia de este joven por querer estas respuestas – su familia ha perdido un hijo – ¿quien no querría? No estoy seguro de que habría tenido la misma clase y haber estado tan reservado como ellos de haberse cambiado las tornas. Recordad, ninguna historia tiene solo una cara. Trata de verlo todo desde diferentes ángulos, no hacer juicios parciales. Ponte por un segundo en el sitio del otro. De otro modo, todos estaríamos en nuestra propia prisión. Gracias a todos por vuestro apoyo. Pronto pondré fotos más alegres, lo prometo.