«Sigue habiendo un elemento de hip-hop en nosotros y siempre estará pero realmente nos hemos alejado de todo lo que suena a nu-metal.» Así de contundente se muestra Chester Bennington, vocalista de Linkin Park sobre el sonido del nuevo disco del grupo. «Sé que es algo que como ayudamos a crear, supongo, el sonido de ese género pero odio ese género. No voy a hablar por todos pero personalmente puedo decirte que no soy un gran fan de casi nada de esa categoría. Hay unas pocas bandas que no crea que pertenezcan a eso, y nosotros somos una de esas bandas.»
El disco ha tenido un parto difícil sobre todo debido a los problemas contractuales que la banda tuvo con su sello, Warner Bros, que les llevó a declarar públicamente su intención de marcharse de la discográfica ya que entendían que esta no iba a tomar las responsabilidades necesarias para promocionar su nuevo material.
Al final, tras un estira y afloja de 8 meses, ambas partes llegaron a un acuerdo, según el cual -y según apuntan fuentes solventes- los californianos se han embolsado, solo como adelanto, por su nuevo álbum 15 millones de dólares.
El batería Rob Bourdon ha explicado a la agencia Reuters que «tan pronto como arreglamos todo, nos metimos en la parte creativa y nos olvidamos de todo. Nunca tuvimos problemas con la gente con la que trabajamos en Warner en el día a día; todos fueron geniales. Queríamos asegurarnos que iban a seguir ahí para la promoción de este disco.»
Lo corrobora el MC, Mike Shinoda: «Todos los pistones están en marcha. (Warner está) dejándose el culo y yo sé que todos apreciamos eso porqué obviamente vamos a dejarnos nosotros también el culo.»
Para grabar «Minutes To Midnight» el sexteto se puso en manos del productor Rick Rubin (Slayer, Audioslave, Beastie Boys) que les hizo enfocar la composición y grabación del álbum de forma diferente. «Rick dijo, a la primera, que lo que fuese que los fans de Linkin Park quiseran oír, lo que fuese que nos etiquetaran, lo que fuese que pensásemos que teníamos que componer, que lo pasáramos de ello. Nada de eso importaba,» recuerda Chester Bennington.
Aparte, también les hizo decantarse por un sonido más real y de directo, en lugar del «perfeccionismo» (en palabras de Shinoda) del que hacían gala.
«Hacia Navidades del año pasado, me estaba impacientando. Era como, 'Tío, ¿acabará esto alguna vez?' Pero sin duda ha merecido la pena el tiempo y energía que hemos invertido en hacer este álbum.«