Se dice que de toda mala experiencia siempre se puede sacar algo bueno. El guitarra y vocalista de Mastodon, Brent Hinds, puede dar fe de ello. El mes de septiembre de 2007, estando borracho se metió en una pelea a la salida de la entrega de los Video Music Awards en Las Vegas. El golpe que se llevó le provocó una hemorragia cerebral, de la que por fortuna, se recuperó aunque para inmediatamente después sufrir un cuadro agudo de vértigo.
«Estuve mareado durante ocho meses,» explica a RollingStone.com. «Durante esos meses, me sentaba con la guitarra acústica y un poco de marihuana y componía música. Quería una situación más melódica y de escucha fácil y sin duda eso me llegó por el trauma en la cabeza.»
Si el anterior trabajo, «Blood Mountain«, debut para una multinacional, ya les hizo salir del 'undergound' (una nominación a los Grammy y su vídeo para «Colony Of Birchmen» en la MTV les contemplan), ahora esperan ampliar aún más su público. «Queríamos hacer algo un poco más amplio,» asegura el batería Bran Dailor. «Un disco de sonido rock clásico.»
Pensaron que el mejor productor para lograr ese sonido era Brendan O'Brien (Rage Against The Machine, Velvet Revolver). Conocieron al productor en el backstage de un concierto de Bruce Springsteen, presentados por el hijo del batería de la E Street Band, Max Weinberg, gran fan de Mastodon. «Le pregunté a Bruce, '¿Como fue trabajar con Brendan?',» cuenta Dailor. «Me dijo, 'Es la única persona a la que he confiado mi música'. Y entonces yo me quedé, 'Bueno, tu eres el boss'.»
El productor ayudó a crear un ambiente relajado y a llegar a ese sonido rockero. Hay temas que caminan entre sonidos espaciales con sintetizadores y armonías vocales; otros suenan a unos Metallica de la era «Master Of Puppets» aunque con voces más frenéticas e incluso en una canción titulada «Oblivion» juegan con el blues en un tema de concepción progresiva.
Siete temas comprenderá el álbum y como los anteriores discos de la banda de Atlanta, será conceptual. Esta vez la temática girará alrededor del aire, los fantasmas y el mundo etéreo. «Musicalmente y en el apartado de las letras, este es el disco que compondríamos si supiéramos que no habrá mañana. No tenemos la sensación de que tengamos que hacer un tipo de disco para contentar a cierto grupo de gente,» concluye Troy Sanders, bajista y voz. «Somos libres para cambiar.«