Trent Reznor: «Donald Trump es todo lo que odio en una persona»

Trent Reznor ha estado hablando con Vulture.com de como han cambiado los tiempos en el mundo en general y en el de la música en particular.

Sobre como internet y las redes sociales han acabado por quitarle misterio a la música:

Cuando era joven, no sabía qué pinta tenían y tampoco necesitaba saberlo. Yo me los imaginaba como putos magos, tío. Recuerdo ver una foto de Supertramp -me encantaba «Breakfast In America»- y me quedé en plan, «¿Qué cojones?»

Olvídate de fotos: no sabía nada de ellos. Algo dentro de mí necesitaba que la gente que hacía la música que me gustaba pareciera de otro mundo. Necesitaba héroes.

era un puto alien, ¿sabes? Resultó ser un puto alien. Tuve la suerte de ser su amigo y era aún más guay de lo que pensaba.

La desmitificación es un verdadero problema. Hay gente cuya música ya no me gusta porque les he visto quejarse en Twitter de lo gilipollas que es un camarero.

Reznor se siente fuera de onda:

No le presto mucha atención pero veo lo que Drake ha sido capaz de hacer con su omnipresencia y constantemente relacionándose con un público que parece disfrutar de la manera en que se relaciona con él.

Yo no soy parte de ese público. No soy tan completo como solía sobre la cultura pop. No digo que la música pop no esté bien hecha o que la gente que la hace no sea maravillosa pero no es para mí. Le he preguntado a gente, «¿Qué tiene Drake que le haga tan bueno?». Le he dicho a mis amigos de Apple, «Explicadme porqué». Como viejales, no lo veo.

No lo preguntaba de forma cínica. Tenía curiosidad por ver qué teclas toca. Las respuestas que me dieron me hicieron decir, «¿Eso es?».

Pero saber la manera de interactuar con tu público de una manera que sea guay es bueno. Yo lo hago para un público de tamaño diferente. La participación mía no es la misma y eso está bien.

Sus hijos empiezan a tener edad de descubrir las letras de :

No es que me muera de ganas por tener la charla sobre «Closer» que sé que llegará antes de lo que me gustaría. Fíjate que ya esta mañana yo y mis dos hijos mayores estábamos sentados en el restaurante del hotel. Su madre les ha puesto el nuevo EP un par de veces. Y me dicen, «Mi canción favorita es ‘Less Than'». Eso está bien pero luego pensé, «¿En esa no digo ‘joder’?» Lo mismo cuando estábamos en la prueba de sonido, «¿En qué canción no hay un ‘joder’?»

Te diré otra cosa en la que pienso: ahora estoy metido en estos rollos de adultos – cosas de colegio con otros padres y… No piensas en como letras que parecían guays en su momento van a quedar con los padres en el colegio de tus hijos 20 años más tarde.

Reznor también se refiere a como muchos músicos han tenido que buscar acogida en la publicidad para seguir adelante:

He pensado muchísimo en esto y no tengo una respuesta adecuada. Trataré de sacar una teoría ahora mismo: algo que me chocó como un cambio significativo, y que no sé cuando empezó, es cuando las empresas empezaron a ser benefactores en contraposición a ser algo que los músicos evitaban a toda costa.

Cuando oigo a Grizzly Bear en un anuncio de Volkswagen me cabrea. Me gusta mucho Grizzly Bear; no quiero pensar en un puto coche cuando oigo su canción.

Pero en algún momento pasó a ser bien visto irse a la cama con un patrocinador. O más específicamente se empezó a ver bien que las bandas de rock hablaran de ello. Cuando empecé a oír a músicos hablando de sus contratos de patrocinio como algo de lo que casi se enorgullecían, empezó a molestarme. Recuerdo tener una conversación de un artista EDM bastante conocido. La mitad de la breve conversación llena de falsa modestia sobre cuantos patrocinadores tenía: «No puedo hacer esto porque no quiero cabrear a este patrocinador y no puedo hacer eso porque tengo que asegurarme que este otro contrato de patrocinio sigue igual».

No es ese el espíritu de un músico o una estrella del rock. ¿Por qué hace música esa gente? (Yo) Lo hago porque tengo que sacar algo y me siento vital cuando resuena con alguien. Si además consigo que me paguen es una bonita consecuencia.

El líder de se lamenta de como ha cambiado el consumo de música:

En los últimos diez años, ha habido veces en que me he mirado al espejo y pensado, «¿Hay un público ahí fuera para lo que hago?» Trabajo en música que creo de forma meticulosa y luego publico en un mundo donde la música se ha convertido en algo de usar y tirar. La gente escucha música mientras hacen otras cosas, ¿sabes? El acto de tener que ir a la tienda y comprometerse a comprar algo ya no existe y no va a volver. Me hace sentir un poco en plan, «¿Alguien se da cuenta?»

Es difícil no caer en la actitud de ‘no me pises la hierba’. Mi queja -estuve pensando en ello antes por alguna razón- y no es tanto una queja como una observación es que crecí en una mierda de pueblo fuera del rango de la radio universitaria. Tenía una radio FM, tenía la Rolling Stone y luego una suscripción al Village Voice, lo cual parecía venir de un mundo diferente.

Esa clase de aislamiento cultural me hizo que descubrir música fuese excitante. Cuando iba a la universidad a principios de los 80 y descubrí las tiendas independientes de discos, era como, «tengo tanto por ponerme al día». Nunca había oído hablar de XTC y entonces me enteré que tenía 6 álbumes por oír.

Nunca querría desacreditar los sentimientos de un adolescente de 16 años que se identifica con Lorde pero hay algo que decir sobre no tener la posibilidad de simplemente saltar a la siguiente canción, no tener una playlist infinita, no tener elección ilimitada, no tener que elegir la música por encima de los vídeojuegos y la televisión sin fin, y viendo la falsa modestia de alguien en las redes sociales sobre su impresionante vida. Solías tener que decidir pasar el tiempo con música en lugar de simplemente elegirla de una plétora de opciones.

Reznor explica como el éxito de los 90 y su posterior caída le ayudaron a sacar una valiosa lección:

Recuerdo salir del escenario al final de la noche y todo el mundo se había ido y estoy ahí solo en el camerino y seguir sintiendo que no encajaba en ningún lado – aún pese estar en un pabellón lleno de gente que había venido a ver una versión de mí. Era raro. Y se puso más raro tras «The Downward Spiral» y empezamos a tocar en pabellones.

Conocías a gente y te dabas cuenta de que ya no eras tú. Eres la versión de la que han leído. Entonces piensas, «Ya no sé ni quien soy. ¿Soy el vampiro sobre el que leo en una revista? ¿Estoy actuando como debería? Porque ya nadie me trata como una persona normal. Pon esos sentimientos con algunas copas de más y empieza a surgir un escenario deformado.

«The Fragile» no fue tan bien comercialmente como «The Downward Spiral». Ahí es cuando aprendes humildad. Cuando, de golpe, puedes ver que el pabellón tiene asientos de diferentes colores y es porque la gente no los ocupa, y eso no sienta muy bien. Piensas, «¿A partir de ahora serán así las cosas? Porque nadie te señala el momento en que tu carrera cambia. En plan, «¿Recuerdas ese éxito ascendente? Terminó ayer. Momento de recalibrar». Eso no sucede.

Al alcanzar la sobriedad, lo que pasó tras «The Fragile», eso también trajo verdadera humildad: «Hey, mi carrera podría haber terminado pero estoy vivo y no siento que quiera suicidarme y no soy adicto a ninguna sustancia y no miento a la gente y estoy empezando a sentirme bien conmigo.

Lo que descubrí de estar sobrio fue que disfrutaba haciendo música más que cuando estaba colocado todo el día y jugando a juegos autodestructivos conmigo.

Reznor, en otra entrevista, habló de Donald Trump, cuya victoria no llega a comprender:

Cuando no estás en un ambiente urbano, muchas veces te sientes fuera de la conversación y lo entiendo. Crecí en eso.

Explica como cuando uno de sus hijos le preguntó si Trump es malo, le contestó:

Mira, no creo que sea un buen tipo. Alguna gente sí lo cree. No creo que crea en la ciencia y no creo que crea que la gente deba ser tratada de forma decente y no creo que diga la verdad. Por eso no me gusta.

Ya sin sus hijos delante, Reznor no es tan suave con las palabras utilizadas:

El presidente de Estados Unidos es un puto idiota. Eso es lo que me molesta más: es un idiota obsceno, grotesco, todo lo que odio en una persona.