En este extraño 2020 hemos pasado más tiempo que nunca en casa y, aunque no siempre se ha traducido en más tiempo libre, la compañía de las pantallas se ha vuelto mucho más significativa en nuestras vidas. Entre las casi infinitas alternativas de ocio modernas hemos aprovechado para explorar algunos clásicos del cine en los que la música es una parte indispensable de la trama, ya sea dándole ritmo a una historia o como marco para retratar movimientos sociales y culturales de diferentes épocas.
Para compartir la experiencia, hemos reunido 10 películas rockeras que creemos que deberías ver (o volver a ver). ¿Nos falta alguna imprescindible? ¡No dejes de sumarla en los comentarios!
Singles (1992)
Con una serie de historias entrelazadas, en las que un grupo de veinteañeros intenta encontrar el amor en el Seattle de principios de los 90s, Cameron Crowe creó una especie de cápsula del tiempo de la era del grunge, retratando a una ciudad y a un grupo de artistas a punto de convertirse en uno de los epicentros de la cultura musical de EEUU.
El ensamble de protagonistas se completa con una serie de cameos que van desde reconocidas figuras de la escena como Chris Cornell, Tad Doyle y Mark Arm hasta estrellas de Hollywood como Paul Giamatti o Tim Burton. Y el lado musical del film se subraya con escenas en conciertos de Soundgarden y Alice in Chains, pero sobre todo con Citizen Dick la banda ficticia del personaje de Matt Dillon que incluye a 3 miembros de Pearl Jam y que está a punto de lanzar su single debut, «Touch Me I’m Dick» (una clara referencia/parodia a uno de los hits de Mudhoney).
Con su amor por una ciudad en la que todo puede pasar y en la que diversas personas, aparentemente solas, encuentran un hogar y una familia en sus vecinos y colegas, Singles se ha convertido en una referencia indispensable de la cultura de su generación (con una banda sonora envidiable, claro). Además, como Crowe ha contado más de una vez, es posible que «Singles» haya sido la base para otra gran referencia de los 90s, la serie «Friends».
Heavy Metal (1981)
La revista Heavy Metal comenzó a publicarse en EEUU a finales de los 70s como una licencia de la Métal Hurlant francesa. Sus primeros números acercaban al público americano historias con sensibilidad europea en las que la fantasía, el erotismo y la ciencia ficción llegaban a universos mucho más ricos que los que podían encontrarse en el underground local y escapaban de los conservadores límites de la Comics Code Authority, que eran acatados por la mayoría de los cómics mainstream de la época.
Poco a poco, Heavy Metal fue sumando historias originales creadas por artistas americanos, logrando una identidad propia y sentando una base para un nuevo nicho que influyó a artistas de todos los medios.
Llevada a la gran pantalla por Leonard Mogel (el editor de la revista) junto a un Ivan Reitman que estaba en pleno ascenso, la versión cinematográfica de Heavy Metal es una antología desigual (en cuanto a estilo y en cuanto a efectividad) de historias que se publicaron en papel y otras originales, que mantenían el mismo espíritu.
El proyecto fue creada con la participación de diferentes estudios de animación, uniendo los segmentos a través de una vaga narración en la que el Loc-Nar, una fuerza maligna proveniente del espacio, le cuenta a una niña como ha influido en sociedades de diferentes tiempos y lugares del universo.
Esta desigualdad entre los segmentos y las flaquezas de la trama se compensan con la originalidad del proyecto y con una aplastante y constante banda sonora en la que el heavy metal y el hard rock se hacen presentes a través de diversos referentes de la época como Black Sabbath, Blue Öyster Cult, Sammy Hagar, Nazareth, Grand Funk Railroad o Journey.
This Is Spinal Tap (1984)
Intentando mantener la relevancia en una industria que cambia constantemente, Spinal Tap salieron de gira por Estados Unidos en 1982 para presentar su más reciente disco. Los acompañaba un cineasta decidido a conocer más a fondo a la banda, documentado sus altos y bajos y aprovechando el backstage para ahondar un poco en su historia: su transición de una banda hippie a una banda de metal, las excentricidades de la fama y lo complicado que es conseguir un nuevo baterista cada vez que se muere el anterior.
Con el volumen siempre en 11, Spinal Tap se convirtió en un ícono del metal de los 80s. Y ni siquiera es necesario que hayan sido una banda real.
Coescrita por sus protagonistas (Christopher Guest, Michael McKean y Harry Shearer) junto a Rob Reiner en su debut como director, This Is Spinal Tap retrata una realidad exagerada pero tan posible en su época que muchas personas pensaron que era un documental real.
El film se convirtió lentamente en un clásico de culto, referenciado y recomendado numerosas veces, lo que llevó a Spinal Tap a saltar de la ficción a ser una banda «semi real» que durante los años siguientes publicó 2 discos y varios singles y que fue parte de festivales y conciertos especiales.
High Fidelity (2000)
Basada en una novela del británico Nick Hornby, cuya obra siempre suele tener una gran influencia musical, High Fidelity es la historia de un melómano que parece entender todo sobre los discos que vende pero muy poco sobre las relaciones personales.
Cambiando Londres por Chicago, John Cusack protagoniza esta adaptación creando una memorable versión del Rob de Hornby. Rompiendo constantemente la cuarta pared, obsesionado con la cultura popular y haciendo un «top 5» de casi todo, Rob intenta entender los fallos en sus relaciones pasadas mientras lidia con los clientes que pasan por su tienda, siempre acompañado en sus análisis por sus empleados Dick (Todd Louiso) y Barry (Jack Black en un personaje casi tan memorable como el de Cusack).
Lo que realmente importa es qué te gusta, no cómo eres
, decía el personaje de Cusack en un film que rescata el espíritu del coleccionismo y esa obsesión casi snob por ser un experto musical en una época en la que internet comenzaba a cambiar drásticamente la forma en la que consumíamos música. La banda sonora de High Fidelity encaja con ese concepto, funcionando como una de esas listas curadas por un experto en la que clásicos del rock se mezclan con otras canciones no tan conocidas pero igual de buenas (o mejores).
24 Hour Party People (2002)
Una historia semibiográfica en la que acompañamos a Tony Wilson (un personaje inspirado por el Wilson real encarnado por Steve Coogan) a través de los cambios culturales alrededor de la música de Manchester entre finales de los 70s y principios de los 90s.
El film comienza con Wilson siendo un presentador de televisión que, al ver a los Sex Pistols en vivo por primera vez en 1976, se inspira para crear una serie semanal de conciertos punk en Manchester. Allí aparecen unos recién formados Joy Division, el puntapié para que Wilson inicie uno de los sellos emblemáticos de Manchester: Factory Records.
Sabemos que el tiempo de Joy Division fue corto, pero la reinvención de la banda como New Order y la aparición de los Happy Mondays permitieron a Wilson evolucionar y, al menos en su versión ficcionalizada, lograr mantenerse auténtico, convirtiéndose en un referente y en una suerte de mecenas de la movida local.
24 Hour Party People es un divertido recorte sobre el auge y la caída del madchester, un movimiento iniciado por esos punks y rockeros apáticos e indies de principios de los 80s que se afianzó hacia el final de la década con la influencia de los sintetizadores, la cultura rave y la psicodelia de los 60s.
Wayne’s World 2 (1993)
Si bien la primera parte es un clásico del cine adolescente de los 90s, la segunda lleva el fanatismo por el rock de los protagonistas a un nuevo extremo: tras un concierto de Aerosmith. Wayne tiene un sueño en el que Jim Morrison, acompañado por un silencioso indio semidesnudo, le indica que debe crear un festival de rock. Con la ayuda de su mejor amigo Garth y reclutando al antiguo roadie de Morrison, el excéntrico Del Preston, el dúo intentará organizar «Waynestock».
Mientras Wayne intenta lidiar con un productor discográfico que pretende robarle a su amada Cassandra y Garth está a punto de conocer el amor carnal, Waynestock avanza lentamente aunque nadie pueda aseegurar si finalmente el público o alguna de las bandas asistirá.
Aunque no es una obra maestra (y nadie lo esperaría), Wayne’s World 2 es una entretenida aventura sobre adolescentes rockeros de los 90s, con el humor vulgar pero sin maldad y muy basado en sketches de su era; llena de guiños, cameos y referencias musicales tanto a bandas de la época como a los rockeros clásicos que todo adolescente debería adorar en un mundo según Wayne.
SLC Punk (1998)
A mediados de los 80s, Stevo y su amigo Heroin Bob son los únicos punks en la conservadora Salt Lake City de la era Reagan. Sin un objetivo concreto en sus vidas, recorren conciertos y fiestas, socializan con otros outsiders de diferentes tribus urbanas, pelean contra los rednecks locales y descansan (no mucho) en un destrozado apartamento.
Stevo adora a The Ramones, The Specials y a los Dead Kennedys. La anarquía es una suerte de religión, el sistema es el enemigo y el futuro es irrelevante. Pero su padre, un ex hippie, insiste en que su postura es sólo una suerte de transición e insiste en que siga sus pasos y estudie leyes en Harvard.
Una serie de cambios en su círculo y una tragedia comienzan a hacer que Stevo se cuestione sus principios y se vea obligado a plantearse si su forma de ver el mundo tiene sentido o si, de alguna manera, se ha convertido en un poser.
Con una banda sonora llena de clásicos del punk y una pequeña historia inspirada en su juventud, el director James Merendino explora algunas de las tragedias adolescentes sobre necesitar pertenecer a algo, a veces solo por oposición a otra cosa, y tener que enfrentarse a las contradicciones de ideales extremos en un mundo que sigue avanzando a su propio ritmo.
Quadrophenia (1979)
En el Londres de 1964, Jimmy encuentra un escape de su aburrida rutina y del futuro poco prometedor que representan sus padres sumándose a los mods, una tribu urbana que disfruta de la música moderna, las fiestas y las anfetaminas, identificándose con sus elegantes trajes y recorriendo la ciudad en scooters. Sus rivales, los rockers prefieren las motocicletas, el cuero y el rock and roll clásico.
Un viaje de fin de semana a la costa de Brighton, dónde ambas tribus convergen en una gran pelea, hará que Jimmy comience a perder el control y la confianza, llevándolo a un extremo en el que deberá replantearse su vida, cuestionando el dilema de rebelarse y buscar la individualidad a través de una identidad grupal.
A mediados de los 60s, habiendo sumado el piano a su base para crear canciones, Pete Townshend comenzó una búsqueda para escapar del estándar de canción de 3 minutos, jugando con el concepto de ópera rock. Tras algunos experimentos, en 1968 The Who comenzó a grabar Tommy, un disco conceptual sobre un joven sordo, mudo y ciego que se convierte en un genio del pinball y en un líder religioso. El álbum polarizó a los críticos pero fue un éxito de ventas que, eventualmente, permitiría a la banda llevar su obra a nuevos medios.
Mientras tanto, Townshend planeaba subir la apuesta con Lifehouse, creando un proyecto multimedia con una idea futurista. Parte de su objetivo era que el público pudiese influir en la música durante las presentaciones de la banda. La complejidad para concretar sus ideas, diversos problemas en la grabación e internas en la banda hicieron que el proyecto fuese abandonado. El material existente fue reacomodado y editado como un disco tradicional, Who’s Next.
En 1972, Townshend dudaba sobre qué hacer a continuación. Decepcionado por no poder realizar todas sus ideas con Tommy y Lifehouse, comenzó a trabajar en Quadrophenia, un álbum que sería como una banda sonora para un film inexistente, lo que le permitió enfocarse en contar una historia desde un punto de vista más musical que visual y tomarse el tiempo para experimentar con nuevas tecnologías y métodos de grabación.
En 1975 Tommy finalmente se convirtió en una colorida y extravagante película musical, protagonizada por Roger Daltrey (acompañado por estrellas como Elton John, Eric Clapton y Tina Turner). El éxito de Tommy generó finalmente el interés por convertir a Quadrophenia en la película que nunca iba a ser, pero esta vez como una historia de ficción en la que quedó inmortalizada la historia de Jimmy the Mod junto a una buena parte de la visión popular sobre la cultura y los ideales adolescentes de la época.
Tenacious D in The Pick of Destiny (2006)
Bendecido por un mensaje místico de Ronnie James Dio, un joven JB escapa de un hogar conservador y represivo en el medio oeste estadounidense y se dirige hacia Hollywood, con la misión de formar la banda de rock más genial del mundo. Allí conocerá a KG, un talentoso guitarrista que parece haber encontrado el éxito y que lo invitará a sumarse a su grupo. Pero KG resulta ser un vago al que nadie conoce y que vive de la ayuda de su madre y sólo la persistencia de JB animará al dúo a continuar en su búsqueda de la fama.
Una pista los hará iniciar una gran aventura que podría hacerles cumplir su destino: Encontrar una púa mágica, hecha a partir de un diente de Satán, que ha sido el mayor secreto de la historia del rock y que otorga a sus portadores un talento sobrenatural.
Formados como un dúo de rock cómico, Tenacious D siempre han mezclado lo visual y lo musical. Hacer una película rockera estaba en los planes desde el inicio de la banda y, con la popularidad cinematográfica de Jack Black, era sólo una cuestión de tiempo.
Después de varias revisiones en sus ideas para concretar un guión, en 2003 la banda logró cerrar unn trato con New Line Cinema y sumó al director Liam Lynch para redondear esta historia sobre el origen ficticio de la banda a través de la búsqueda de púa del destino, en un camino que se irá abriendo con la ayuda de muchos personajes con figuras tanto del mundo de Hollywood (Ben Stiller, Tim Robbins, John C. Reilly, Amy Poehler…) como del mundo del rock (Meat Loaf,
Tenacious D in The Pick of Destiny no resultó muy interesante para la crítica pero los fans de la banda o de su estilo de comedia no podrán evitar volver a verla cada vez que se la crucen.
Almost Famous (2000)
No podemos evitar cerrar la lista con otro film de Cameron Crowe, una memorable historia semibiográfica que explora el exorbitante mundo del rock de los 70s, contada desde el inocente punto de vista de un adolescente que se verá obligado a madurar a la fuerza.
William es un joven prodigio de 15 años que nunca ha logrado encajar del todo. Cuando descubre la colección de discos secreta de su hermana mayor, su mente y su universo comienzan a crecer más de lo que su hogar puede abarcar. Con el sueño de convertirse en periodista musical, el joven comienza a escribir para algunas publicaciones locales y pronto surge una oportunidad única: Mintiendo sobre su edad, William logra que la revista Rolling Stone lo contrate para escribir un artículo sumándose a la gira de una de las bandas del momento: Stillwater.
La vida de gira tiene un poco del sueño que William esperaba pero también un poco de pesadilla. La fama repentina, el amor del público, las groupies, las drogas, las ambiciones, el cansancio de la carretera… Todo irá confluyendo en un viaje en el que ninguno de los protagonistas podrá volver atrás.
Mezclando algunas anécdotas y leyendas urbanas de la época con una realidad ficcionalizada, Crowe recrea cálidamente la era con una banda sonora que se reparte entre clásicos (como esa inolvidable escena en la que «Tiny Dancer» de Elton John reanima a todos en el autobús) y canciones originales para Stillwater, algunas compuestas por Crowe junto a su esposa de ese momento, Nancy Wilson de Heart, y otras creadas por Peter Frampton. Como curiosidad, las épicas guitarras del personaje Russell Hammond fueron grabadas por Mike McCready de Pearl Jam.
Eso es todo, por ahora. Si quieres sumarnos alguna idea, no dejes de hacerlo en los comentarios y si te quedas con ganas de más, revisa también las recomendaciones de documentales rockeros que venimos compartiendo (parte 1, parte 2 y parte 3).