Bill Kelliher, guitarra de Mastodon, ha hablado con ChartAttack sobre la experiencia de trabajar con Brendan O'Brien, quien les ha producido su último disco, «Crack The Skye«.
«Lo que él hace es grabar a las bandas y capturárlas en su momento. Captura lo que hacen en directo. No tiene nada que ver con lo que la banda compone ni nada de eso. Recuerda que no es que pase a formar parte de la banda y nos componga canciones, simplemente nos captura a nuestro mejor nivel. No estaba preocupado. Estaba interesado en ver qué clase de enfoque iba a dar a nuestra música. Si hubiera sido, 'Guau, tíos sois lo más. Estáis locos. Estoy acostumbrado a grabar a AC DC, cosas sencillas de 4/4…' Pero no fue así. Él es músico. Así que, sin más, cogía la guitarra y cuando empezábamos a tocar algo y él no sabía como describir una parte en concreto…Porque ya sabes, la mayoría de bandas de rock tiene un simple verso, verso, estribillo, verso, estribillo, estribillo o lo que sea. Entonces nos decía, 'no sé como llamar eso, el pre-verso o el pre-estribillo'. No sabía como llamarlo por lo que cogía la guitarra y empezába a tocárnoslo porque es un músico genial. 'Es la parte de hace así…' y lo tocaba y entonces nosotros decíamos, 'Ah, si, esa parte' y nos decía, 'Aflojad esa parte' o 'Tocad esa parte 10 veces más, es un riff genial'. Para este disco hemos hecho todo más sencillo todo pero también fuimos muy preparados a grabar. Al tener un año libre, hicimos todas las canciones juntas y teníamos todos los riffs listos. Salimos a comprar unos micrófonos y un ocho pistas, y yo tengo el Pro-Tools en mi ordenador y empezamos a meterle riffs. Creo que estamos refinándonos como banda y como entidad a la hora de componer. Creo que Brandon ha tenido mucho que ver con eso. Nos dijo, 'Voy a ser realmente brutal. No voy a dejar pasar nada que esté hecho sin ganas. Cada parte tiene que ser rompedora'. Y esa es normamente nuestra ética de trabajo. En muchas canciones, sacamos muchas de las partes y los riffs pero le dio a todo más fuerza y lo hizo mucho mejor. No hay momentos aburridos, incluso una canción como 'The Czar' que dura 10 minutos o 'The Last Baron' (no se hace aburrida). Cuando Brann (Dailor, batería) compuso todos los riffs, fueron como siete u ocho riffs seguidos, siendo cada uno tocado demasiadas veces. Era como, 'Vale, tenemos que darnos cuenta de esto. Tenemos que montarlo como un rompecabezas y hacer que suene bien y añadirle algunas partes de versos y estribillo'. Lo encaramos de forma algo distinta, simplemente perfeccionando nuestra habilidad. Es la huella perfecta de donde estamos ahora mismo.»
Hay que reconocerles asimismo que el concepto y la historia que narra el disco es fantasiosa y original; ¿de donde salió la inspiración? «Brann fue de viaje a Rusia y ahí hacen una visita donde puedes ver donde Rasputín comió por última vez y hay como el rastro de cuando trataron de envenenarlo en el sótano del palacio del zar o donde fuese que pasó, y luego se va al río donde tiraron el cuerpo después de dispararle. Y como cualquiera de nosotros, Brann estuvo pensando en la banda y lo que podrían ser buena imageniería y letras, y él quería encajarlo en el disco de alguna manera. Así que tratamos de continuar con nuestros temas de fuego, agua y tierra, por lo que tocaba el aire, el espacio, la atmósfera o éter por lo que pensamos que lo etéreo (sería lo mejor con) los espíritus viajando y entrando en los cuerpo de otra gente. Teníamos un boceto básico de la historia y lo completamos aquí y allá. Muchas de las cosas son metafóricas, paralelismos con la vida de la gente, pero sin decirlo. Es como que lees lo que quieres leer. Está abierto a que cada cual lo interprete. Eso s lo que mola de la música.«