Slash ha escrito una entretenida columna para el Guardian inglés en la que habla de varias cosas de su vida y carrera.
«Las guitarras son la cosa más guay y sexy que puedas ver. Quedé abrumado la primera vez que junté tres notas que sonaron como debían sonar.
Tuve mi época más baja de 1996 a 2001. Dejé Guns N Roses y mi alcoholismo llegó a su tope. Tenía 35 años y tenía que tener un desfribilador pegado a mi corazón.
Dejé la bebida y las drogas hace cinco años. Solía ser un tío de heroína. Hasta entonces, si me metía drogas no bebía de verdad, y si bebía realmente no me metía drogas – siempre era una u otra.
Hay la percepción de que era un borrachuzo, lo cual pudo ser verdad en algún punto. Pero aún en mis días fiesteros yo era muy solitario y me lo quedaba para mi. Era yo y mis demonios.
No he fumado un cigarrillo en año y medio.
Crecí en Stoke-on-Trent. Nos mudamos a Los Angeles cuando tenía cinco años. Mis recuerdos de Stoke son acogedores: mi tía y mi abuela haciendo tartaletas de fruta y mi abuelo siendo un bombero jefe de la vieja escuela. Lo que más eché de menos cuando dejé el Reino Unido era que no había la mujer del stop de los colegios (lollipop lady) en Los Angeles.
No sé qué sensación es la de ser 'americano' pero la verdad es que siento algo por lo británico. Me siento más cómodo en una habitación llena de gente si hay un británico en ella.
Crecer rodeado de famosos (sus padres trabajaban en la industria musical), a veces me preguntaba qué sensación daría pero cuando me tocó fue algo realmente imprevisible.
Tengo fobia a sacar el brazo por la ventanilla cuando conduzco. Creo que tiene que ver con tocar la guitarra y la necesidad de tener mi brazo.
La telerealidad es la señal del fin de la civilización occidental tal como la conocemos. No queda mística en nada.
Todo el mundo me pregunta sobre qué pasó con Axl (Rose) y me veo forzado a dar respuestas pero no hay mucho que decir.
No soy una persona emocional – supongo que es uno de mis inconvenientes. La última vez que lloré fue cuando murió mi madre.
Las groupies que han cambiado. En los 70 simplemente querían tener sexo. En los 80 querían estar cerca de alguien rico. No puedo decir qué querían las groupies de los 90 porque no me puedo acordar. Ahora son muy inocentes o pavorosas acosadoras.
Soy adicto a los programas de cocina. No tengo paciencia para cocinar pero sé todo de ello.
Trabajar con Michael Jackson fue genial. No era un dictador o uno de esos gilipollas idiosincráticos que creen que pueden salirse con la suya siendo un gilipollas porque son geniales. Michael era la personificación de la música.
Creo en algo más grande que yo. No es algo específicamente divino.
Tener hijos es algo que aún me sigue cambiando. Soy el eterno adolescente, así que tener a dos niños es como tener a un par de colegas cerca.
Mi mayor logro es haberme mantenido en la industria musical tanto tiempo – o quizá sea mantenerme con vida, palabra.«