Una de las últimas sensaciones 'emorockeras' que han alcanzado el éxito en EEUU, Hawthorne Heights, acaba de interponer una demanda ni más ni menos que contra su sello discográfico, Victory Records y su presidente, Tony Brummel.
La banda sostiene en la demanda que Brummel con sus «esquemas y tácticas extremas, faltas de ética e ilegales» -entre lo que se incluye amenazas físicas a otras personas de la industria discográfica y maquinar contra otros artistas- ha provocado un serio daño a la reputación de la banda y su relación con los fans.
El pasado mes de febrero Hawthorne Heights y Ne Yo competían por encabezar el Billboard 200. El 28 del citado mes un mail de alguien de Victory Records urgía a sus 'street teams' (fans encargados de promocionar a los grupos) a falsear las ventas de Ne Yo. En el correo se leía: «Coge un puñado de CD's de Ne Yo como si fueses a comprarlos pero luego cambias de opinión y no te molestes en dejarlos en el mismo sitio. Eso funcionaría…Solo recolocando unos cuantos crea algo.»
A las pocas horas de que este mail se filtrara en multitud de foros, un segundo mail salió a la luz indicando que el primero «era una broma«. El disco de Hawthorne Heights, «If Only You Were Lonely» debutó en el número 3 del Billboard con 114.000 copias vendidas mientras el «In My Own Words» de Ne Yo se encaramó al primer puesto con 301.000 copias.
Hawthorne Heights aseguran que sin su consentimiento aparecieron como firmantes de un manifiesto que pretendía crear una guerra contra bandas de hip-hop y R&B, por lo cual fueron catalogados como racistas.
La demanda no se queda ahí ya que también acusa a Victory Records y su presidente de llevar a cabo «fraudulentas prácticas contables«. Así, pese a contar con unas ventas superiores al millón y medio de ejemplares en EEUU, Victory Records y Brummel les dijo que aún debían un millón de dólares al sello (por los gastos en publicidad y promoción), se lee en la demanda, algo incomprensible, cuando son más de 10 millones los racaudados por Victory por ventas de CD's, DVD's y merchandising.
La banda pretende que el juzgado obligue a Victory al cese de la distribución de sus álbums, a rescindir el contrato que les une, y como no, al pago de una cuantiosa indemnización por daños y perjuicios.