Finger Eleven editaban hace unos días «Life Turns Electric» su quinto álbum de estudio. El ya ser relativamente veteranos en esto de la música no hace que no encuentren nuevos retos y desafíos o distintos modos de componer.
«Anduvimos algo perdidos,» explica el guitarrista James Black. «Un buen trozo (del álbum) se hizo al modo de toda la vida, la convencional de meterse en una habitación y sacar algo de música a todo volumen, y luego hubieron algunas canciones donde nos sentamos en el salón (de Scott Anderson, frontman) con una guitarra acústica y la volvimos a encarar desde el punto de vista de banda después de que la canción hubiera sido compuesta.»
El quinteto ha probado algo inédito para ellos hasta ahora: componer en el estudio y hacer un disco sin productor. «'Living In A Dream' fue una especie de experimento para ver si ir a Nueva York y hacer el disco por nuestra cuenta iba a ser un proceso que funcionaría. Eso fue lo más interesante de toda la composición porque parecía que iba a ser todo un viaje. Íbamos a ver en nuestras mentes si necesitábamos un productor. Hicimos las 10 y cuando volvimos a oírlas, nos quedamos como, 'Si, sigamos adelante'.»
La absoluta libertad con la que contaron no hizo que el disco terminara siendo «suave» sino «más rock 'n' roll.»
La banda empieza en breve una gira por su Canadá natal.