Coincidiendo con el inicio de la gira mundial de The Smashing Pumpkins en el House Of Blues de Cleveland, Billy Corgan, atendió a Rolling Stone con quien habló sobre las nuevas canciones del grupo o la nueva formación, que incluye a un batería de 20 años (Mike Byrne) y la bajista Nicole Fiorentino.
El músico considera que la nueva forma en que edita sus canciones (tema a tema, en lugar de un álbum completo), «rememora a los primeros días del rock and roll. Eres tan bueno como tu última canción y a mi me parece bien. Ahora mismo, a todo el mundo le gusta mi última canción, y la siguiente la odiarán, ¿sabes? Un día soy un idiota y otro soy un genio. Y he sido las dos cosas y probablemente sea algo entremedio. Probablemente sea simplemente un bastante buen músico. Lo que buscamos es una presencia perpetua. Creo que esta va a ser la nueva forma (de editar música). Desde un punto de vista artístico, creo que es mucho más interesante porque estás en ese tira y afloja cinético como cuando eras joven en un club. El rollo corporativo del rock que se impuso, particularmente en los últimos 30 años, es muy contrautitivo para la creatividad. Te metes en un cuarto oscuro durante un año, se supone que debes producir una obra maestra, sales de gira hasta que cansas a toda persona que quiera verlo y tras eso, se supone que te debes escurrir nuevamente para hacerlo todo de nuevo. Eso no funciona.»
Sobre lo que fue el último disco como tal de The Smashing Pumpkins, cuenta que «vendió más de 500.000 copias pero la gente no lo oyó. Ahora, ¿es el mejor álbum que hemos hecho? No. Pero puedo decir que la gente no escuchó el álbum. En el pasado si sacabas un álbum, al menos la gente se sabía la primera canción. Salíamos a tocar y tocábamos la primera canción y podía ver qué ni siquiera habían oído la primera canción. No lo veo como una gran decepción. Es decepcionante para mi que lo que trataba de comunicar no pudiera ser comunicado. Me parece destacable que las cosas pueden ir y venir y la gente no sabe ni que han pasado. Cuando los Hodoo Gurus tenían un álbum, al menos sabía que habían sacado un álbum. Ahora voy a la tienda y digo, '¡Oh! ¿Esta banda favorita mía ha sacado un álbum?' ¡Ni lo sabía! Porque no miré la web adecuada.»
Corgan se sincera y cuenta que no mira en la red la reacción que provocan los temas nuevos de su banda. «Si oigo algo de, llamémoslo, la base de fans acérrimos, te diría que se han quedado encallados en el 93. Han pasado 17 años y no sé que esperan que hubiera pasado. Es como bonito porque lo que dicen es, 'Me emocionaste en ese momento, quiero más de eso'. Pero lo que me parece más insultante es que hay un mensaje más profundo ahí que es, 'Nunca harás nada mejor'. Tratar de explicarle a un hombre que no podrá mejorar algo que hizo cuando estaba medio flipado de drogas o dramas, no es justo. Cuando miro a Johnny Cash o Neil Young o Tom Waits, esos tipos han demostrado que manteniéndose vitales, son capaces de desembocar en otro periodo.»
No han sido pocas las bandas que en estos últimos años se han vuelto a juntar aunque sin grabar material nuevo. «He estado en contacto con esas bandas, como fan y en muchas ocasiones como igual. Les digo, 'Por favor, grabad nueva música. Os necesitamos'. Cuando volví con los Pumpkins lo dejé muy claro: es así o no es. Si saliera al escenario esta noche y solo hubiera 20 personas, seguiría sin echarme atrás a llamar a nadie de los que estaban en la banda. Eso es así. Se acabó. Me dedicaría a hacer niños o a tocar el puto ukelele. Nunca jamás seré ese tipo. Y he dicho muchas cosas de las que luego me he echado atrás pero te puedo garantizar que nunca seré esa persona. No está en mi ADN. Cuando nos separamos en el 2000, hubo un grupo de gente que pensó que The Smashing Pumpkins era una banda muy importante y que luego estaba el resto del mundo. No hemos tenido un momento Lady Gaga. Podría sacar 40 canciones y seguirían diciendo, 'Bah, no es tan buena como 'Mellon Collie'. La mitad de esos agilipollados nos tendrían tocando todo el 'Siamese Dream' en esta gira.»
Respecto a la antigua formación, afirma que «en aquella había dos personas que podían tocar con un alto grado de musicalidad y dos que no. Y de alguna manera funcionaba. James (Iha) y D'arcy y Jimmy…Gente fascinante. Jimmy, un batería de clase mundial. James, muy creativo cuando quería serlo. D'arcy tenía un sentido intuitivo increíble. Pero esa banda no estaba hecha para durar. Créeme, si a esa banda le quedara algo dentro, no solo lo haría por ser creativamente interesante, sino que sería increíblemente lucrativo económicamente hablando. La gente dice, 'Venga, daos la mano en el backstage y viajad en buses separados'. Parte de mi ser es espiritual, (y) no voy a estar en una banda con gente a la que no gusto.«