En mi caso particular cuando pensaba en Portishead, no podía evitar comparar su particular silencio musical con la ya abusiva y absurda situación que ha provocado Axl Rose y sus Guns N Roses. Aunque no existe comparación alguna entre el manejo mediático de unos y otros: el (ahora) trío de Bristol siempre se ha mantenido alejado de los medios y desde luego nunca prometió un disco que cada año se empeñan en retrasar sin justificación objetiva. Parecia que Portishead no terminarían jamás de componer y publicar su tercer disco.
Tras los más de 10 años que han transcurrido desde que en 1997 nos entregaran aquel magnifico y adictivo álbum de titulo homónimo «Portishead«, la industria musical ha variado sustancialmente. Y no solo la industria, si no tambien aquella «escena» que nació y murió en la ciudad de Bristol. Me refiero al ‘trip hop’.
El tiempo, quizá el mas justo de los jueces, determinará si este muy largo periodo de inactividad pasará factura a Portishead, o si por el contrario todavía tienen vigencia y espacio en el actual panorama musical sus ritmos ‘beat’ junto con la más preciosista melancolía que se haya facturado en la prolífica ciudad universitaria al sur de Londres.
El proceso creativo de «Third«» debió comenzar (según nos cuenta Geof Barrow, autentico cerebro musical de la banda) hace más o menos 4 años. De modo que, debemos suponer, todo este proceso no ha debido de ser un camino de rosas precisamente. Ya sabíamos que los Portishead de la pasada década eran muy perfeccionistas a todos los niveles, su maduración artística no ha durado nunca menos de 3 años. Claro que este detalle por lo general no tiene por que garantizar nada.
De todos modos en esta ocasión tanto la espera como el proceso (por largos que hayan sido) han merecido la pena.
Siempre desde su particular visión de los ritmos y las estructuras, estos chicos han evolucionado, y de qué manera. De hecho, estructuralmente los cambios que nos ofrecen en «Third«» son novedosos si los comparamos con lo que nos habían ofrecido en el pasado. Sin duda y premeditadamente han optado por buscar los mayores niveles de complejidad de toda su carrera.
Estaremos de acuerdo en que la esencia de los temas es básicamente pop; de hecho, la incorporación definitiva y oficial de Adrian Utley como guitarrista es el eje que permite a Portishead comenzar a construir sus nuevas canciones. Se aprecia la vocación de las canciones por sonar más guitarreras y es que en el proceso todo ha comenzado en esta ocasión con guitarras. Antes, por contra, el proceso comenzaba con programaciones y cajas de ritmos. Invertir el proceso ha sido una de las claves, motivo este que seguramente tambien ha influido a Barrow para ir abandonando los ritmos ‘beat’ tan geométricos que caracterizaron su sonido (y el de las bandas ‘trip hop’ por extensión). Solo en la canción «Plastic» se reconoce la herencia del pasado.
En el resto de temas varían sustancialmente su discurso a favor de ritmos e incluso percusiones de carácter tribal, aun sin llegar al ‘jungle’, tambien contribuyen a dotar a temas como «Hunter» o «Nylon Smile» de unas armonías nunca antes mostradas por el grupo.
La magnifica Beth Gibbons sigue mostrándose como una cantante verdaderamente magistral. Su trabajo dota a todo el álbum de un carácter más enigmático y misterioso aún, y es increíble escucharla varios años después con esa enorme versatilidad que es capaz de aportar a temas que en la actualidad ya no son tan lineales en el aspecto rítmico.
Seguramente muy a pesar del periodo de silencio que Portishead han mantenido en estos años, el talento compositivo y la versatilidad estilística, además de su evolución, nos devuelven a un grupo al que parece que los años no han afectado negativamente. Siguen su propio camino. La cuestión es si lo harán solos o en compañía de los millones de fans que han hecho de Portishead uno de los fenómenos definitivos de la pasada década. Meritos sin duda han hecho de sobra en este magnifico «Third».