Trent Reznor, líder de Nine Inch Nails, ha charlado con Tunecore sobre como decidió dar portazo a la industria discográfica y seguir su propio camino.
“El contrato discográfico que habíamos firmado años antes había tenido avances escalonados basados en el actual estado de la industria cuando se negoció. Mientras tanto, la industria se ha hundido y esos avances no tenían sentido para el sello discográfico en aquel momento. Eran (cambios) astronómicos comparado con lo que lo que se recibiría a cambio. Nos encontramos ante la situación de, ‘Hey, si queréis quedaros aquí, renegociemos algo que sea más realista para nosotros (como sello) en términos de un avance o hacedlo por vuestra cuenta’. En ese momento de mi vida sentí que, ‘Vale. La industria discográfica está en bancarrota’. Pasé por periodos de tener que mirarme en el espejo y decir, ‘Veamos. Acabo de hacer un álbum en el que he trabajado un año. Se lo di al sello discográfico para que lo confeccionaran y distribuyeran. Se filtró y yo estoy en la red, cabreado, furioso con los fans que hablan de lo mucho que les gusta el nuevo álbum, el cual acaban de robar’. Y luego pensar, ‘Espera. No están en la acera de enfrente de mi casa, vendiendo copias en el maletero de sus furgonetas para sacar dinero, sabes. Están compartiendo su emoción por las canciones que he compuesto y la música que he hecho. Y están emocionados por ello. Y yo estoy cabreado con ellos, ¿por qué? No querían esperar un mes, coger el coche para ir a la tienda de discos (eso si encontraban una) para comprar un pedazo de plástico que no quieren, ripearlo en su ordenador para… Tío, eso es una mierda. Vale, algo no funciona’. O pueden comprarlo de iTunes a una calidad más baja, que para entonces también estaba protegido, cosa contra que la que también estaba en contra.
La cosa queda clara -si logras quitarle la emoción a la ecuación- que, vale, el sistema de entrega está roto. Y la relación entre fans y artistas y sellos discográficos también está rota. Pensé que fui lo suficientemente listo en pillar eso. Lo que aprendí es que se consume… Los siguientes años hasta llegar a hoy, han sido usados experimentando con diferentes modelos de negocio.
Primero y más importante, invirtiendo tiempo prestando atención a lo que los consumidores quieren. Sabes, todo esto suena a investigación de mercados y aburrida mierda de marketing, y lo es, pero también quedó claro: nadie ha sabido descifrarlo. Y los managers no van a decirnos qué hacer, y los sellos discográficos, está claro que no saben qué hacer. ¿E internet, en su amplitud, con su proposición de que todo debería ser gratis? Eso es genial si eres un chaval en tu casa pero no tan genial si eres un proveedor de contenidos y piensas, ‘Vale, ¿como se supone que voy a continuar con esto si todo es gratis?’ Eso no está bien, en mi opinión. Pero nadie quiere ser el nuevo Metallica y levantarse y decir, ‘Hey, por un lado mira lo rico que soy. Por otro, hey tío, deberías pagarme, pobre estudiante’. Nadie quiere estar en ese lado del argumento, ellos incluídos. Así, desde sacar el disco de Saul Williams y experimentar con el modelo de paga-lo-que-quieras, me llevó a unos resultados reveladores y algo tristes, en mi opinión, hasta repensar como uno hace dinero. Y si voy a salir de gira, aquí tienes una entrada de un concierto, espero que vengas, ¿sabes qué? Meto el disco en eso, todo va al mismo saco. Repensar diferentes maneras para dar a conocer tu mensaje a la gente y también tratar de ser amable con el consumidor. ¿Qué quiere la gente? Quiere cosas que no tengan protección para copia. Vale. ¿Quiere poder compartirlo con sus amigos? Vale. ¿Quiere archivos digitales de mayor calidad? Vale. ¿Quiere algo que dé la sensación de que se lleva algo que lo vale? Lo entiendo. Vale. ¿Como hacemos que todo eso tenga sentido? Sabes, he pasado mucho tiempo – más de lo que me habría gustado – tratando de entenderlo.
Donde estoy ahora mismo es en darme cuenta de que es un camino difícil y creo que estamos entremedio de modelos de negocio. Me daba la sensación, por entonces, de que los sellos no sabían lo qué hacían. Pero diré, por otro lado: ¿hacerlo todo tu? Cuando fuimos (por el camino) independiente, fuimos independientes-independientes. No fue, ‘Vayamos con un sello indie’, que era el mismo modelo de negocio pero que puede jactarse de ser independiente más que no multinacional si es que eso significa algo. Fue directo de nosotros. Eso es. No hay sello. El sello soy yo y mi manager, y lo fuerte que pueda gritar en Twitter o donde sea. Y te das cuenta de las deficiencias de eso, que solo eres lo fuerte como la gente quiera escucharte. Es útil tener a gente apoyándote y pasando la voz, y sabes, no sé qué tienda de discos guay hay en Praga. Y por ello, mi disco no está en esa tienda de Praga porque no la conocía. Me importa Praga pero no lo suficiente como para ir a Praga a preguntarle a alguien por la tienda de discos que deba tener en cuenta ahí y luego firmar un contrato con ella, sabes. Pasa por debajo del radar de lo que quiero hacer personalmente.
Así que, ahí tienes otra larga respuesta que dice: no lo sé. No estoy desencantado con las cosas. Creo que, de muchas maneras, ahora es como el salvaje oeste y es muy emocionante y es interesante cuando algo -la industria discográfica- es interrumpido de esta forma. Hay un potencial ilimitado pero también requiere mucho esfuerzo. Tengo que hacer muchas cosas ahora que no tenía que hacer en el pasado…
Hay esta comodidad en saber que mi trabajo es ser artista y ya está. Tu haces música, otra persona descifrará como hacer que llegue a la tienda, alguien descifrará como hacer que suene en la radio si alguna vez va a aparecer en la radio. Puedo preocuparme de componer canciones, trabajar en mi habilidad, dar lo mejor de mi en la gira, etc. No tengo que preocuparme de, ‘¿Como hago que alguien en Italia sepa que sale un disco?’ La distribución adecuada, esto y aquello. No tengo que estar pensando en, ‘¿Cual es la mayor tienda de Japón? Y cuando un consumidor entre en una tienda en Japón, ¿sabrá al menos que he sacado un disco? ¿O no dí con el tipo adecuado (para darlo a conocer)?’ y toda la mierda que lleva aparejada. Y estar al día con la red social de ese mes y tener que estar presente en X, Y y Z, y eso se pone… Sabes a lo que me refiero. No es trabajo artístico. Y preferiría… Cada minuto que hago esa clase de mierda, no estoy haciendo, no estoy trabajando en mis habilidades compositivas. ”
Reznor recuerda como “cuando nos ficharon por primera vez oía, ‘Para vuestro tercer o cuarto disco, si logras tu audiencia, eso es lo que buscamos y te vemos como un personaje como Prince, con una carrera como The Cure o Depeche Mode o bandas que llevan en esto desde hace tiempo y que van a continuar mucho tiempo más’.
Luego, empiezas a aprender a medida que vas viendo contratos. ‘Guau, quien fuese el que estuvo de acuerdo con este contrato, no es un contrato demasiado justo. Veamos, tu como sello discográfico me prestas algo de dinero para hacer un disco y entonces yo tengo que devolverte todo ese dinero. Y una vez lo devuelva, es tuyo para siempre. Guau. Tu controlas lo que gasto en marketing y esas cosas que tengo que devolver. Así que, espera un momento. ¿Podría vender tantísimos discos sin poder devolver (lo prestado) nunca? ¿Y tu haces toda la contabilidad? Y entonces cuando no me pagas, nunca, entonces, tengo que gastarme veinticinco de los grandes en una auditoría para que me digas, ‘Ah, si, os debemos esto’. Eso es una mierda.”
Prosigue Reznor: “Creo que la promesa, y lo que he esperado más que nunca, es que cuando lleguemos a este nuevo modelo de negocio, sea el que sea, en el lado del sello discográfico y también en el de los derechos de publicación, es que alguien hable alto por los derechos de los artistas cuando eso se empiece a aclararse. ¿Qué hemos visto que ha pasado? ¿Es el modelo de pago de iTunes justo para los artistas? En mi opinión, no. Lo que considero, desde el punto de vista del consumidor, el próximo modelo de negocio, lo siguiente que tendría sentido, es que hubiera una adopción en masa de servicios de suscripción de música, como Spotify. Creo que en los tiempos de banda ancha en todos lados, todo el mundo con poderosos ordenadores en su bolsillo, esta sensación de – gente normal sintiéndose cómoda con la idea de la nube y que sus datos estén en algún lado pero asegurados, y que tengan acceso a ellos, tener toda la música del mundo disponible, al alcance de la mano, cuando y donde quiera, eso es bastante guay. Eso requiere alguna clase de educación por parte de esas compañías, para ayudar a la gente a entender lo que es. Pero creo que podría tener sentido. Pero, ¿es justo para el artista? Realmente no. Mira los cheques que obtienes por esos servicios. No es una cantidad inspiradora y no reemplaza el dinero que dejas de recibir.
Pero creo que estás dando un gran paso en la dirección adecuada. En cuanto a la publicación, (se debe) arrojar luz a esas oscuras esquinas y transparencia y (tomar) la siempre difícil decisión de cuando cambiar el modelo de negocio. Cuando algo queda desfasado, siempre hay mucha resistencia a la dolorosa comprensión de que las cosas deben cambiar.
En mi caso, hace unos años, comprendí, ‘Hey, ¿y aquel confuso sueño que tuve de ir cobrando los cheques por royalties de discos para el resto de mi vida? ¿De trabajo que hice años atrás?’ Sabes, al estilo Eagles, ‘Hey, Hotel California, ahí viene otro cheque de un billón de dólares’. Eso no va a ocurrir. Ser capaz de hacer un montón de dinero de vender un disco: eso no volverá a pasar. Eso es difícil de asimilar. La música es gratis. No creo que deba serlo pero la música es gratis. Ahora mismo puedo buscar en Google cualquier música que exista y la encontraré gratis. Y puede hacerlo cualquiera con mínima habilidad buscando. Eso es un hecho. Estás compitiendo contra eso.
No digo que esté bien pero es lo que es. No entender eso es ser tonto. Creo que estamos en tiempos de transición y espero que, cuando el polvo se disipe, ‘Hey, esto tiene sentido’, que alguien tenga los huevos y la integridad de hablar de parte del artista. Sin el artista habría muchos menos trabajos en la industria musical. Sería bueno, y como novedad, ver al artista representado. Para sorpresa de mucha gente, no todos los artistas son ricos. No todo el que saca un disco conduce un Bentley y vive estilo ‘Cribs’, de hecho eso es más un mito que una realidad. Y siempre es bueno tener a artistas, que hagan cosas que embellezcan la vida de la gente. Sería bueno establecer un nuevo paradigma donde haya un estilo de vida sostenible.”