“Confetti”, que abre el disco, nos pone sobre la mesa a A Perfect Circle, con una cadencia que nos recuerda a “The Hollow” algo más acelarada siendo la primera muestra de la voz a-Maynard-iana de José López.

Y es que el registro vocal de López hace que las influencias de las dos bandas más celebradas de Maynard James Keenan (Tool y A Perfect Circle) se hagan más evidentes. Así, “Campers” tira más hacia unos Tool con teclados dotando al tema de un aire Porcupine Tree, combinación que se hace más patente en la fantástica “Beholder” con un solo de guitarra con el que se luce Raúl Molina.

El disco se cierra con la canción que titula el álbum y es una excelente forma de despedirlo ya que los 9 minutos que se alarga viene a ser un resumen de todo lo bueno que tiene (que es mucho): una gran voz y excelentes músicos que producen un metal progresivo moderno que, por derecho propio, merecen ser considerados una de las mejores realidades del género en España (y eso que el grupo se forma en 2012 y éste es su primer disco).

Este “For The Nth Time” es un primer golpe en la mesa -contundente y que resonará a lo largo de este 2017- a la espera de que lleguen muchos más.

Su nueva entrega del coleccionable Decisiones Innecesarias se trata de «The Coyote Who Spoke In Tongues» (Napalm Records, 2017), un disco acústico en el que se atreve a versionar los clásicos de Kyuss «Green Machine», «Gardenia», «Space Cadet» y «El Rodeo», que desprovistas de electricidad pierden todo su encanto.

Del resto no se salva casi nada. Ni la soporífera instrumental «Court Order», ni dos versiones en directo con las que acaba el disco: «The Blvd», de su primer álbum en solitario y «Give Me 250 mL», el segundo avance del disco. Terrible.

Lo único a destacar es la voz de John Garcia, que en canciones como el primer single «Kylie» sigue demostrando que es una de las mejores que ha dado el rock en los últimos años, pero que desprovista de grandes compañeros como tenía en Kyuss o en Hermano está desaprovechada.

El que fuera cantante de Gallows, sigue usando la misma fórmula que en su anterior publicación: la mezcla de punk, con melodías y agresividad casi a partes iguales, sigue siendo la tónica. Para ello se vale de hits que a primera escucha se graban a fuego en tu cabeza como «Vampires» o «Wild Flowers».

El disco arranca con una intro de un minuto, para después abordar con el poderoso riff made in Rattlesnakes que acompaña a «Lullaby». En el album se tocan todos los palos, desde la tranquila «Acid Veins» (donde la voz de Carter sobresale por encima del resto), a la contundente «Modern Ruin» o hasta «Jackals», un tema de apenas 56 segundos donde les sobra tiempo para dejar claras las intenciones del grupo. Para acabar, la psicodélica «Neon Rust», que en principio suena a britpop noventero, pero que acaba con la agresividad habitual de Frank Carter y compañía.

En este caso, las prisas si han sido buenas consejeras y pese lo precipitado que puede parecer un disco tan pronto, lo cierto es que los ingleses se han marcado un trabajo en el que siguen manteniendo su frescura y que probablemente vaya a estar en muchas de las listas de lo mejor del año.

Siguiendo con el variado menú que nos ofrecía “Polyhedral Trails”, el quinteto logra reunir una amalgama de sonidos sin que suene deslavazado: con una base ‘post-math-rockera’ que nos trae a la mente a dos pesos pesados del género nacidos en Japón como son Toe y LITE (en cuanto al virtuosismo sin apabullar), el grupo no le hace ascos al ‘post-hardcore’ (ese inicio Refused de “Michael’s Secret Stuff” o “Sr. Shemyrs”, son buena muestra de ello) y sigue dándole cancha al cello que sirve para airear aún más su ya de por sí variado sonido.

Aún siendo eminentemente instrumentales, los valencianos también vuelven a juguetear con las voces (coros melódicos en “Ihan Kaunis” que desembocan en gritos que a su vez vuelven a calmarse en voces y coros) rompiendo, de nuevo, la linealidad que el típico desarrollo ‘post-rockero’ podría anticipar.

Variado sin caer en el caos, divertido sin caer en la broma y rotundo sin necesidad de abusar de la distorsión, “119” es, sin duda, un magnífico resultado que luce maravillosamente ayudado por la habitual fantástica producción de Santi García en los estudios Ultramarinos de Sant Feliu de Guíxols.

Si bien sus discos ya son toda una experiencia que requieren de varias escuchas para notar todos sus detalles, el cuarteto ha querido añadirle aún más matices a su sonido incorporando el piano en varios de los temas del álbum. Así, “Seventeen Years To Hatch An Invasion” cuenta con un maniático piano que hace que nos venga a la mente el ‘math-rock-jazz’ de los japoneses Mouse On The Keys integrándose a la perfección en su ‘post-rock/math rock’ de cambios continuos que les caracteriza desde sus inicios, sirviendo también de contraste con la mayor contundencia que presentan diversas partes de la canción.

En “Reversion” dan rienda suelta a ese juego de dinámicas que tan bien dominan: riffs imposibles moteando una composición de ritmo más pausado creando pasajes donde la melancolía se transmite sin caer en la lentitud.

“Green Architect” vuelve a contar con piano que sumado a los violines dotan al tema de amplitud y profundidad dejando claro que los madrileños empiezan a dominar como nunca como componer una canción dotando de planteamiento, nudo y desenlace a cada una. Si por el camino hay sobresaltos en forma de tiroteo (ese cambio metalero en “Intermareals” es absolutamente brutal), eso que gana el argumento.

Disco a disco (y EP a EP) el cuarteto ha ido añadiendo novedades y ganando en madurez lo cual se ha traducido en este álbum en el que sin perder ninguna de las virtudes que ya tenían, han logrado centrar su discurso musical de forma que el viaje que proponen sea mucho mas coherente.

Ello no quiere decir que lo suyo sea algo nunca oído: la banda podría meterse en el mismo cajón que Look What I Did, The Dillinger Escape Plan, Exotic Animal Petting Zoo o los también neoyorquinos (e injustamente olvidados) All Parallels, por citar algunos. Pero es que en el álbum se oyen momentos muy de Mastodon, Incubus, Coheed And Cambria o Protest The Hero, un carrusel progresivo que deja que suba el metal, el rock, el stoner, el soul, el jazz o el blues para una vuelta que divertirá a cualquier fan de estos ritmos (y sus mezclas).

Cambios de ritmo por doquier, ningún acomodamiento y mucha inventiva es el cóctel con el que logran emborracharnos unos cocteleros que dominan con maestría sus instrumentos: base rítmica compenetrada (con un batería capaz de extraordinarios cambios de ritmo y un bajista que, además de manejarse con las cuerdas, se ha encargado de producir el disco con resultados excelentes), un guitarrista con gran inventiva y un vocalista, John Carbone, que logra destacar con una extraordinaria voz melódica llena de ‘soul’, una suerte de cruce de Brandon Boyd y Greg Puciato (su lado melódico).

A poco de terminar el año, no dudaría en incluir este largo debut en la lista de los mejores álbumes del año: no es exagerado. Dadle una escucha y veréis cómo el grupo os hinca el diente (y no solo a la luz de la luna).

Moon Tooth – «Queen Wolf» (Official Video)

Moon Tooth – «Igneous» (Official Video)

Como viene siendo habitual, el disco zigzaguea entre las voces de sus dos cantantes. Así, el bajista Araron Beam ofrece la cara más melódica del grupo, Bryan Giles se encarga de dar más crudeza a las canciones con su voz desgarradora. Temas como «Cut It Short» o «Not For You» ofrecen la cara más amable del disco o su primer adelanto «Shadows», con el que gracias a su videoclip siguen demostrando que son unos cachondos. Fácilmente, podríamos estar hablando de los Foo Fighters del metal (en este aspecto).

«Only Ghosts» (Relapse Records, 2016) está producido por el tótem Ross Robinson, cualquier grupo que de rock/metal que se precie debería o deberá pasar por las manos de este productor en algún momento de su carrera. El cuarteto de Portland ha declarado que pensaban que la grabación de este disco iba a ser como unas vacaciones, ya que el estudio de Robinson se encuentra en Venice Beach (California), pero el productor, prácticamente no les dejó salir del estudio y ese trabajo se nota en canciones como «Living In Lye» o «The Deep» que las han dejado especialmente bordadas.

Si hasta ahora te gustaban Red Fang, con «Only Ghosts» los seguirás amando y si nunca te han caído en gracia, este disco es una buena manera de reconciliarte con el cuarteto.

La realidad, obviamente, no es esa: «The Serenity Of Suffering» es el recién publicado álbum del quinteto de Bakersfield y es un claro regreso a los sonidos que cultivaron tras el bombazo que supuso «Follow The Leader». Ambientes más sombríos, lúgubres, cerrados e industriales que trabajaron en «Issues» y «Untouchables». Lejos queda el ‘dubstep’ de «The Path of Totality» o la electrónica de «The Paradigm Shift»: aquí la clásica instrumentación de Korn vuelve al primer plano. Las guitarras de Head y Munky suenan contundentes, el bajo inconfundible de Fieldy sigue siendo parte del ADN Korn e incluso Jonathan Davis maltrata su voz más de lo que solía. De Ray Luzier poco que decir: es una bestia de las baquetas (seguramente desaprovechada, todo sea dicho).

Si hay algo de lo que no se puede acusar a Korn es de inmovilismo: han tratado de poner los pies en sonidos de todo tipo -con mayor o menor fortuna- unas veces al calor de las modas (te miro a ti «The Path Of Totality»), otras por convicción o verdaderas ganas de probar nuevas cosas («Untouchables»). Y por ello es de alabar que no hayan querido repetir fórmula disco tras disco: manteniendo su sonido como base han explorado otros sonoridades. De todos modos, si sería censurable que sigan acomodados en la arquetípica estructura verso, puente y estribillo lo cual les hace predecibles y, hasta cierto punto, aburridos. No les vamos a pedir que se pongan progresivos pero sería de agradecer que alteraran un poco la linealidad de sus discos.

En cualquier caso, no sería exagerado decir que podemos considerar este disco como el más redondo del grupo en años: no llega nunca al nivel de sus clásicos (si consideramos como tales sus tres primeros discos) pero si se acerca a lo que ofrecieron inmediatamente tras esos. Temas como «Everything Falls Apart» o «Please Come From Me» habrían encajado perfectamente en «Issues» y «A Different World» (con la colaboración de Corey Taylor, frontman de Slipknot) lo haría en «Untouchables».

En general la escucha del álbum es un paseo sin muchos altibajos, constante, con la suficiente dosis melódica como para que varias canciones se te queden grabadas e incluso muchos guiños a tiempos pasados: un Jonathan Davis que en algún momento desempolva sus berridos inconexos o la inclusión de un DJ (especialmente notorio en «Next In Line»).

Sin lugar a dudas es el álbum más coherente de Korn en tiempo: sí, supone un retorno al pasado (o lo más parecido que pueden lograr a estas alturas de su carrera, donde no tienen la rabia, las urgencias ni necesidades que tenían al iniciarla) pero lo hacen sin caer en la autoparodia o en un ‘quiero y no puedo’. ¿Impostado? Seguro. ¿Ofrecen algo nuevo? No, pero tras varios discos dando tumbos es agradable oírles de vuelta a terrenos conocidos.

​Para relatar esta aventura, los franceses han compuesto can​ciones como ‘Departure’, su primer adelanto y que ya está en las redes desde hace unas semanas, la canción más stoner del disco y que más recuerda a sus primeros trabajos. También hay momentos para la pausa, con temas como ‘Communtiy’ o ‘Rebirth’, que sirven para coger aliento para acabar con un final apabullante con piezas como ‘Determination’ o ‘5PM Arrival’, la más larga del disco.

Un álbum trabajado y muy elaborado el que se han marcado Los Disidentes del Sucio Motel, donde el duo vocal se reparten las melodías que atraviesan este viaje que dura 10 canciones y que apenas tiene altibajos.

El caso es que la mano de Hoile cumple a la perfección logrando capturar la belleza del lugar con una realización sobria y calmada, alejada de artificios con lo que se logra centrar la atención en lo que realmente importa: la banda tocando. Y el modo en que está grabado nos traslada a la catedral como un espectador más.

Además del concierto, el DVD/Blu-ray incluye el ‘making of’ del concierto que no deja de ser curioso teniendo en cuenta el asombroso escenario en el que se lleva a cabo la actuación.

Finalmente, el DVD/Blu-ray se completa con un libreto con fotos y completa información del concierto.

Aquí podéis recordar el tracklist y ver el trailer del lanzamiento.