«Fue una noche increíble. Los preparativos (para el concierto) estuvieron llenos de tensión y fueron intensos, pero el último ensayo fue muy, muy bien, por todo lo que representaba y por todo lo que estábamos intentando capturar. Pero he llegado tan lejos que apenas me puedo relacionar con ello…Es un poco como una patada en los cojones, para ser honestos. ¿A quién le importa? Sé que a la gente le importa, pero lo miro desde mi punto de vista – pronto, voy a necesitar que me ayuden a cruzar la calle.»

Tal vez también tenga algo que ver con la opinión de Plant acerca de las viejas glorias que únicamente se están dedicando a tocar sus clásicos: «No hay nada peor que un puñado de viejos pedorros cansados, y eso es un hecho. La gente que ha escrito su historia y que llegan a un punto en que no hacen nada más. Yo no estoy de acuerdo con eso, y yo no trato (con gente) que está de acuerdo con eso.»

Por otra parte, Plant reconoció que intentó lanzar un nuevo disco junto a Alison Krauss tras el éxito que tuvo Raising Sand, pero que la cosa no fue bien: «El sonido no estaba ahí. Alison es la mejor. Es una de mis personas favoritas. Volveremos con ello.»

Tal vez parte de la culpa la tuviera el ex-primer ministro británico Tony Blair, del que Plant quedó tan horrorizado tras su «despertar religioso» que dejó de escribir canciones: «La última vez que cogí un bolígrafo fue cuando Tony Blair se convirtió al catolicismo. Se suponía que íbamos al Golfo, decididos a ordenar el mundo en nombre de la tiranía. Luego, una vez que abandonó el trono, se convirtió al catolicismo y se convirtió en embajador de la paz en el Medio Oriente. Ahí fue cuando supe que el mundo está completamente de patas arriba.«